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La he ido a ver al cine, pero después de las elecciones, para que no me entraran más ganas de las necesarias para ejercer mi derecho a voto…
La historia de esas mujeres británicas, las sufragistas, lideradas por Emmeline Pankhurst, debería ser asignatura obligatoria en las escuelas y en las casas, porque hay que empezar por educar y porque después de 100 años aún nos queda mucho que reivindicar, ya que los derechos políticos por sí solos no van a transformar las vidas de las mujeres.
El movimiento británico, que se radicalizó antes de la Primera Guerra Mundial en el que miles de mujeres sacrificaron su vida, su trabajo, sus hijos, fueron encarceladas y protagonizaron huelgas de hambre, rescató del olvido a un colectivo ninguneado y caricaturizado. Mujeres que, en su mayoría, no venían de clases altas, sino que eran trabajadoras. Un 10 de marzo de 1914, una de ellas, una mujer de aspecto normal y menudita, entró en la National Gallery de Londres y se fue directamente al cuadro de Velázquez “La Venus del espejo”. Con un cuchillo le asestó siete cortes ante el gesto atónito del vigilante.Esa mujer era la periodista y sufragista Mary Raleigh Richardson. La prensa se hizo eco del acto y lo describió como el desvarío aislado de una loca y fea que no podía soportar la belleza femenina. Y es que así era como describían a las mujeres sufragistas, como locas, feas e insatisfechas. Sin embargo, ese acto fue llevado a cabo como respuesta a la detención, el día anterior, de Emmeline Pankhurst, líder de la Women’s Social and Political Union (WSPU). En una sociedad patriarcal, acostumbrada a la pasividad y buena conducta femenina, esto estaba totalmente fuera de lugar. Sigue leyendo →
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