El mal de morderse las uñas, sea por nervios, estrés o incluso costumbre, es desgraciadamente un hábito muy difícil de controlar. No sólo está mal visto, sino que también es antiestético y sucio, ya que quedamos expuestas a las bacterias que puede haber en nuestras manos.
Esta mala costumbre de morder las uñas, de la que me hago partícipe, se conoce como la onicofagia. Muchos son los remedios que nos ofrecen para los que padecemos este mal. Desde pintarlas con un esmalte amargo, ponerse uñas postizas, untarlas con crema o aceite, etc. Pero por mucho que untes las pobres uñas con alcohol o las frotes con ajo, sabes que lo tuyo es puro vicio y acabarás chupándolo todo… Y es que es muy complicado dejar atrás esta manía, ni tan siquiera siguiendo el consejo de mantener la boca ocupada (mascando chicle, entiéndase). Comer pipas es otra opción, pero te pasarías todo el día comiendo y el problema sería después el exceso de frutos secos, concretamente de un fruto seco, además de acabar con los labios cortados. Sigue leyendo