El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, se ha lucido hace unas semanas con estas declaraciones:
«Una mujer que rechaza la maternidad y las labores de la casa se arriesga a perder su libertad».
Para él cualquier mujer que rechace la maternidad argumentando que trabaja «niega su feminidad», según ha informado el diario local “Hurriyet”. A ello añadió: «Tiene carencias y es media (persona), sin importar el éxito que tenga en el mundo empresarial».
Según el mandatario turco las familias musulmanas no deberían recurrir a la planificación familiar o el control de natalidad. Todo ello lo remata declarando que nadie puede interferir en la obra de Dios y que la primera obligación en ese sentido corresponde a las madres. Erdogan ya había equiparado en otras ocasiones el control de la natalidad con la traición.
Lo que pretende el presidente turco es aumentar la natalidad y que las mujeres tengan al menos tres hijos.
Debido a sus declaraciones grupos feministas y contra la violencia de género, como la Plataforma contra los asesinatos de mujeres, han realizado protestas en Estambul y Ankara bajo el eslogan «La mujer es mujer, es mitad sólo en tu mente». También numerosos artistas, escritoras, presentadores de televisión, periodistas y otros políticos han criticado las palabras de Erdogan.
Este tipo de comentarios machistas y sexistas no deberían existir. Señores del mundo, ya estamos en el S. XXI, las mujeres ya hemos pasado por esto y no estamos dispuestas a seguir aguantando estas faltas de respeto y desigualdad. Es incomprensible que un mandatario de un gobierno haga un llamamiento de este tipo utilizando esos argumentos y usando la religión como escudo.