PLANCHADO DE SENOS

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En países como Guinea-Bissau, Guinea-Conakry, el Chad, Togo, Benín y, sobre todo, Camerún llevan a cabo una práctica considerada como mutilación femenina que en algunos lugares la justifican por ser parte de sus viejas tradiciones y creencias culturales. Consiste en golpear o ejercer una presión brutal sobre los pechos incipientes de las niñas con objetos ardientes como cuchillos, palos de madera, piedras, vendajes, cáscaras de plátano… con el fin de retrasar o eliminar su desarrollo.

La idea es evitar que los pechos de las niñas adquieran turgencia y volumen volviéndose sexualmente atractivas para los hombres y convirtiéndose en víctimas de predadores sexuales, de violadores,  y no tener que cargar con embarazos no deseados. Es una práctica tabú, que se realiza en el ámbito doméstico, siendo la madre la ejecutora y se mantiene en el más estricto secreto, a pesar de estar aceptada entre la sociedad. En definitiva, que la responsabilidad del acoso y de la violencia sexual se traslada a la mujer. Las niñas asumen que eso es lo mejor para ellas, todo porque la tradición lo manda,  las mujeres de la familia participan en ello y además  les aseguran que sus pechos volverán a crecer cuando sean mayores.

senos

Las consecuencias físicas de esta práctica son, entre otras: los daños en los tejidos, las quemaduras, infecciones, fiebre alta, picores, deformidad o disimetría de las mamas, mastitis, obstrucción de los conductos para amamantar bebés o incluso la completa mutilación.  Pero no solo trae riesgos físicos, también psicológicos como depresión, baja autoestima, estrés… con esta absurda tradición se menoscaba la condición de mujer y la dignidad de la persona.

De todos los países que llevan a cabo esta horrible tradición, Camerún se lleva la palma. El planchado afecta al 24% de las camerunesas.  Abarca todos los estratos sociales, educativos, culturales y religiosos, así como a multitud de etnias existentes en ese país y la sufren millones de mujeres y niñas (las estadísticas hablan de una de cada cuatro niñas).En 2010, cerca del 30% de las camerunesas habían sido madres antes de cumplir los 18 años, lo que demuestra la ineficacia de esta tradición para acabar con los abusos sexuales o los embarazos no deseados. A pesar de lo que pudiéramos pensar, las zonas más afectadas no son las rurales por la falta de conocimiento, sino las  grandes urbes donde, como consecuencia de la explosión demográfica, el 60% de la población de las ciudades lo constituyen personas menores de 20 años y hay mayor número de relaciones sexuales.

Por ello, la solución pasa por una educación sexual y reproductiva para que las niñas sepan cómo tienen que actuar,  realizar campañas de sensibilización entre la población para que se respeten los derechos humanos de las mujeres. Es necesario aumentar el conocimiento entre la sociedad en general pero particularmente entre los jóvenes de ambos sexos y no cargar a la mujer con la responsabilidad de un abuso del que el único culpable es el VIOLADOR.

La ONU ha incluido el planchado de senos entre los crímenes más comunes que se perpetran contra las mujeres y ha propuesto una serie recomendaciones a Camerún en 2013 como aprobar la legislación sobre la prevención de todas las formas de violencia y discriminación contra la mujer, tipificar como delito la Mutilación Genital Femenina (otra de las absurdas prácticas de ciertas culturas), o tomar medidas  para eliminar el planchado de senos. Con todo, han pasado tres años y la tradición sigue mandando. ¿Hasta cuándo?

carmen-blue11-e1401998995764Carmen Blue

 

 

 

 

 

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