LUCINDA GRAY… «DAESH»

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Si alguien tenía alguna duda de lo que son capaces los terroristas del estado islámico creo que, con los acontecimientos de los últimos días, éstas se habrán disipado.

Si alguien tenía, o tiene, la osadía de defender los actos de crueldad extrema de los que son capaces estos, mal llamados musulmanes, de coger las armas en defensa de la extrema y utópica defensa de una religión: deberían hacer examen de conciencia. Y si muchos musulmanes se han mantenido hasta el día de hoy al margen de lo que está ocurriendo, evitando adoptar una postura condenatoria contra estos desalmados: les ha llegado la hora de levantarse y protestar.

No ha sido agradable visualizar al corresponsal japonés segundos antes de que un psicópata le cortara el cuello de forma salvaje, con una brutalidad extrema. Nadie discutirá que cualquier persona con un mínimo de empatía o misericordia por el prójimo, ha sentido un pellizco en el estómago o se le ha encogido el corazón ante dicha escena, que aunque censurada en su momento álgido, no puede evitar hacernos sentir miserables por permitirlo.

Sin embargo, si les digo la verdad, lo más cruel que he visto entre tanta salvajada ha sido lo del joven teniente jordano encerrado en una jaula de hierro y quemado vivo ante la mirada impasible de sus asesinos. ¿Es esto defendible realmente por alguien? ¿De verdad es justificable?
Realmente no lo es y merece un castigo.

Yo, personalmente, comprendo perfectamente las palabras del padre del joven Moaz cuando alude al: “Ojo por ojo y diente por diente”. ¿Quién no lo haría en su penosa situación?

No obstante, este último asesinato, que ha convertido en mártir a Moaz ante los árabes, ha sido la gota que ha colmado el vaso sobre todo para Jordania, quien no ha dudado en ejecutar a dos terroristas condenados a muerte sin demora. Y en este caso, ¿es esto censurable? Ambos tenían sendas condenas a muerte por asesinar de forma indiscriminada, ambos llevaban sobre sus conciencias el peso de atentar contra inocentes, ambos se lo merecían. ¿Pero se lo merecían el periodista japonés y el piloto jordano? Ellos no mataban por odio ni por venganza como es el caso de los otros dos, no son casos equiparables en lo absoluto.

Al parecer muchos musulmanes han estallado en cólera cuando han visto como asesinaban y se vanagloriaban de ello sin la menor compasión estos terroristas, vergüenza de la raza humana, quienes no han titubeado a la hora de difundir por televisión el asesinato de uno de los suyos; como han quemado vivo a uno de los suyos, a un buen musulmán. Y sin querer, y sin pretenderlo, han encendido la mecha de lo que puede originar una ruptura entre los lazos que los mantenían a salvo de ser denunciados por sus compañeros de fe, aunque no asesinos.

Por lo visto ya no hay marcha atrás contra los defensores del estado islámico. Incluso se dirigen a él en árabe, de modo peyorativo, como: DAESH.

Y en estos momentos solo nos queda rezar, cada uno a quien considere oportuno, porque algo ha estallado y temo que desembocará en una lucha sin cuartel.

LUCINDAGLucinda Gray

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Un pensamiento en “LUCINDA GRAY… «DAESH»

  1. María Elena

    Me temo, Lucinda, que tienes toda la razón. Yo no los considero simplemente fanáticos, son asesinos salvajes que matan sin un motivo, porque para matar nunca hay una justificación. Lo diga quien lo diga. Es un acto cruel e inhumano quitar la vida a otra persona y más aún cuando lo hacen de esta manera tan atroz. He tenido la suerte de no ver las imágenes que mencionas del japones decapitado o del jordano quemado vivo, confieso que no veo las noticias por evitar visionar cosas como estas y doy gracias por ello (no a un dios, no creo que exista) ya que sería muy difícil para mí apartar de mi mente semejantes hechos. Pero por la red circulan noticias, con imágenes incluidas, que te dejan perplejo incapaz de creer que de verdad esté pasando, y trato de autoconvercerme de que son un montaje sensacionalista. Como ejemplo solo te comentaré la del hombre gay arrojado en una silla de plástico desde el terrao de un edificio por practicar SODOMIA y como cayó sentado, ileso, los espectadores que le esperaban en la calle para verlo aplastado contra el suelo lo lapidaron. ¿Cómo es posible que esto se permita? ¿Que alguien vea normal este tipo de conductas y lo ampare en unas creencias fanáticas de una religión? Desde luego, algo gordo se está cocinando y no tardará en explotar. Gente que actúa así, no se detiene ante la muerte.

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