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Sumergidos en la era de las nuevas tecnologías, nos preocupa que nuestra estirpe se emborrache no solo con alcohol, sino también con pantallas táctiles, teclados de ordenador, plasmas, consolas y demás artilugios que cada seis meses se vuelven anticuados.
Pero en ocasiones lo que nos parece malo se vuelve bueno y aparecen personas que saben aprovechar al máximo la vorágine tecnológica.
Es el caso de Hecaterina Kinumi Iglesias, una joven viguesa que ha sido tres veces Récord Guinnes jugando a videojuegos. Sus amigos la llaman Kinumi Cati, habla cinco idiomas, canta en japonés y también toca el piano. Miles de personas la siguen en todo el mundo: más de 4.000 seguidores en Twitter y casi 2.000 en Instagram.
Empezó en todo esto cuando era una niña, viendo a su padre jugar. Y es que a veces nosotros mismos les pasamos el testigo a nuestros descendientes, a los que después reprochamos las mismas cosas que hacíamos y por las que nuestros padres también nos reprendían. No debemos olvidar que somos el reflejo de nuestros progenitores y el espejo de nuestros hijos. Cati, le sacaba el mando a su padre para jugar a la consola.
Se animó a presentarse al Récord Guinnes por la repercusión que tendría si lo ganaba y por ser una forma original de promover su música, que al fin y al cabo es lo que le interesa.
No se prepara de forma especial para ello, dice que solo hace falta tener ganas de jugar y experiencia. Eso sí, tampoco acepta cualquier tipo de evento para mostrar sus cualidades al mando. Ella misma cuenta que en una ocasión le ofrecieron jugar 125 horas al Call of Duty, pero lo rechazó porque no prestaban servicio médico. Y es que tantas horas viendo una pantalla, concentrada e intentando ganar tiene sus riesgos.
Fue la única española en la Fan Base Project, convención relacionada con la cultura japonesa y los videojuegos, que tuvo lugar en Holanda. Allí dio un concierto en japonés, estuvo de jurado en un concurso de Lolitas, hizo una sesión de fotos para una tienda de ropa e incluso desfiló con ropa inspirada en Japón.
Después de conseguir su primer Récord, su número de seguidores se disparó: ingleses, chinos, italianos, franceses y sobre todo mexicanos.
Sus canciones en japonés con un peculiar estilo y su particular timbre de voz fueron escuchadas. Ahora, siempre que asiste a una convención de videojuegos, procura dar un concierto para seguir promocionándose.
También asistió al Hobby Con de A Coruña y le esperan varias convenciones más a lo largo del planeta, una en Malasia y otra en Holanda. Además su carrera musical va por buen camino, en la actualidad tiene un proyecto con un cantante de rock español del que no quiere desvelar más datos. Mientras sigue cantando y colgando sus canciones en su página web para delicia de sus fans.
Un ejemplo de cómo utilizar los “malos vicios” en algo productivo.
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