HABLÓ DE PUTAS LA TACONES

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Muchas veces hemos utilizado expresiones en un tono coloquial que ni sabemos de dónde proceden o porqué se empezaron a usar con el significado actual. Una de las más curiosas es “habló de putas la tacones”.  Al escucharla podemos pensar que es porque se relacionan los zapatos de tacón con las prostitutas, pero nada más lejos de la realidad. En el S. IV a. C.  un filósofo griego de nombre Latácones de Éfeso escribió un tratado sobre la prostitución ensalzando sus beneficios tanto para quien la ejercía (algo permitido en el lugar y la época)como para el conjunto de la sociedad. La ley en Éfeso en este sentido era bastante innovadora, ¿no os parece?

Y os podéis imaginar ya su evolución a nuestros días. El manuscrito fue traducido al castellano por la escuela de traductores de Toledo de Alfonso X  y lo titularon “De las putas” de Latácones.

¿Curioso verdad? Pues no lo es menos otra expresión cuyo origen se remonta al reinado de Juana la Loca y Felipe el Hermoso en la Castilla de finales del siglo XV: “te pongo mirando pa´Cuenca». 

¡Felipe I, ese gran mujeriego! La pobre, que no loca, de Juana no podía soportar esa cualidad de su marido. Por aquel entonces en la corte había muchas personas procedentes de Cuenca. Sin ir más lejos, algunas de las amantes de Felipe eran de pueblos limítrofes a esta provincia, de donde era también el capellán de la mismísima reina, Don Diego Ramírez, de Villaescusa de Haro. Gracias a esta “coincidencia”, el rey ideó la excusa perfecta para no levantar las sospechas de su mujer. Además de amante de numerosas amantes, se convirtió en amante de la astronomía (y esto no pretende ser un trabalenguas), afición que a Juana no le llamaba nada la atención. Felipe preparó un pequeño observatorio astronómico en una de las torres, donde con ayuda de los nuevos instrumentos de navegación era capaz de divisar la dirección de las principales ciudades del reino, una de ellas Cuenca. Y cada vez que quería “retozar” con alguna de sus amantes le decía a la reina: “Subo con la dama al observatorio que la voy a poner mirando para Cuenca”.

Los guardias del rey, eran conocedores de las verdaderas intenciones del monarca, y  socarronamente comenzaron a utilizar la famosa frase por los burdeles de Castilla, reino, por cierto, menos condescendiente que Éfeso con respecto a la antigua profesión. La expresión tuvo una rápida difusión hasta llegar a nuestros días, en los que muchos “graciosillos” la utilizan pero desconocen su procedencia. Aunque otra teoría sobre su origen señala que la expresión inicialmente era te pongo mirando para la Meca, ya que hace referencia a la postura que toman los musulmanes cuando rezan, muy parecida a la posición de índole sexual a la que se refiere el dicho. La ciudad de Cuenca está situada en la misma trayectoria que la Meca,  y es la primera que trazamos en línea recta si salimos de la capital de España en dirección a la ciudad islámica. Se cambió mirar para la Meca por mirar para Cuenca para que tuviera un sentido más castizo, más propio de la península.

Así que querid@s, os animo a dar la explicación correspondiente cuando alguien  os quiera “poner mirando pa´ Cuenca”.

Y llegadas estas fechas, estando próxima la Navidad, ¿cuántos no tenemos compromisos de cenas, comidas  y demás de empresa, con amig@s o familiares que solo vemos una vez al año? Este tema daría para un artículo pero no es el que toca.  Ahora toca “ponerse las botas”. Esta expresión, sin embargo, tiene un origen poco navideño.  Aparece a finales del S.XV en España, durante la conquista de Granada. Un decreto de Fernando II de Aragón dice que los soldados del ejército castellano-aragonés deben gozar de ración doble de comida en todas las tabernas cercanas al frente. Los soldados calzaban unas enormes botas que les llegaban por encima de la rodilla y esto era lo que hacía que en las tabernas los reconocieran. Pero la picaresca no se hizo solo para el Lazarillo… En las localidades limítrofes muchos mozos comenzaron a confeccionar botas parecidas a las de los soldados y así obtener su doble ración. Por otra parte, las botas, confeccionadas generalmente en cuero, era un tipo de calzado exclusivo de las clases más altas y pudientes, precisamente las que vivían en la abundancia, las que podían comer hasta ponerse las botas.

Es por eso que la gente comenzó a utilizar “me he puesto las botas” para indicar que habían comido de manera desmesurada.

Y puestos a hablar de comida, hay una expresión que se remonta a la gran hambruna que se produjo en Europa como consecuencia de la Peste Negra durante el siglo XIV: “ir a saco”. El hambre también invadió España. Alfonso IV, el Benigno, era entonces el rey de la Corona de Aragón y tenía por costumbre salir en carro por las calles de Zaragoza repartiendo comida. Los ciudadanos salían a su encuentro para hacerse con el mayor número de víveres posible, ya que temían tiempos todavía peores, para ello utilizaban el tonel. Sin embargo, nos encontramos ante otro caso de picaresca. Y es que los truhanes,  ataviados con pelucas y barbas para que los pajes no pudieran reconocerlos, seguían todo el recorrido que hacía el rey, utilizaban el saco y lo iban vaciando en diferentes escondites a lo largo del camino. Normalmente comerciaban en las localidades cercanas con la mercancía que habían acumulado. La gente se dio cuenta de que los que iban con saco lo llenaban antes que el tonel y los señalaban diciendo: “¡aquesto va a saco!“. Hasta que el rey también se entera de la picaresca y saca un decreto en el que solo se permitirá aproximarse al carro a aquellos que lleven tonel y que no vayan “a saco”.

Ir a saco ha permanecido gracias a que pronto pasó a significar “hacer algo con gran energía, con ambición“. Sin embargo, “ir a tonel“, que significaba “ir de cara, ser honesto”  se ha perdido. Entrar a saco, era lo que hacían antiguamente los soldados en periodo de guerra. Saqueaban las casas y negocios y metían el botín en grandes sacos. Los piratas hacían lo mismo en los barcos que abordaban. La expresión entrar a saco era sinónimo de hacer algo de forma irrespetuosa, aunque en la actualidad se utiliza cuando alguien intenta ligar de forma muy directa.

En resumen, que vayáis a saco por la vida (y si la ocasión se presenta que le entréis a saco),  que os pongáis las botas de vez en cuando y si podéis también poner a algún@ mirando pá Cuenca. Pero eso sí querid@s, que no os vaya a “hablar de putas la tacones”.

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 Carmen Blue

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