Fundación Theodora, miles de risas y besos al día

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Pasar por el hospital no es plato de buen gusto para nadie, sobre todo porque eso significa, en la mayoría de los casos, que estás enferm@. Pues bien, recientemente he pasado por el hospital de mi ciudad, aunque solo fui de visita. Me sorprendió el poco control de entrada que hay en la actualidad. Hace años era imposible acceder si no llevabas el pase de puerta que le daban a los familiares del ingresad@, ahora entras a cualquier hora y sin control.

Tuve que subir a la planta 3, donde están los niños. En nuestro día a día, si no nos toca sufrirlo en primera persona, no nos paramos a pensar en la gente que ocupa las camas de los hospitales, y mucho menos en que hay niños. Para mí fue un día lleno de sentimientos encontrados en el que pasé por diferentes estados: nervios, emoción, tristeza, cansancio, alegría, risas… Por suerte, la personita a la que fui a acompañar está bien y todo salió como se esperaba. ¡En dos días de vuelta a casa! Entonces pensé en todos esos niños que se quedan allí más tiempo, en muchos casos meses…

A pesar de las deficiencias en nuestra sanidad, de las listas de espera, las camas en los pasillos, la falta de personal, y de otras carencias causadas por la crisis y los recortes, hay algo que funciona a la perfección en este hospital. No me refiero a la profesionalidad de médic@s, enfermer@s o auxiliares, que también, sino que hablo de los payasos que pululan por el hospital. Sí, payasos, los que forman parte de la Fundación Theodora.

Yo que me considero una persona con mucha empatía hacía el prójimo y más cuando se trata de niños, reconozco que me vine un poco abajo cuando atravesé el pasillo de la planta 3 hasta la habitación 326, viendo a mi paso a todos esos niños que por distintas causas están ingresados. Pero todo se volvió diferente cuando a media tarde una payasa entró en la habitación. Nos hizo pasar un rato estupendo, lleno de risas y de entusiasmo. Nos dibujó una sonrisa tanto a las dos niñas que ocupaban la habitación como a los que estábamos acompañándolas.

Nada más llegar a casa me metí en la web de la Fundación Theodora, porque me llamó mucho la atención y quería saber más acerca de su labor. Descubrí que ya llevan trabajando desde el año 2000 en 20 hospitales de toda España, contribuyendo a que la estancia de los niños sea lo más agradable posible dentro de las circunstancias. El Doctor Sonrisa se encarga de que las risas nunca falten en las habitaciones de los hospitales. Para ello crea una magia especial para niños y adolescentes hospitalizados, les ofrecen un diagnóstico cargado de risas que hace que se vuelvan más fuertes, que desconecten, que jueguen… Son risas de emergencia, que a veces se convierten en la mejor de las medicinas.

La Dra. Sonrisa que vino a la 326 se llama Dra. Bip, una trepidante correpasillos pequeña, desorientada y agitada pero capaz de arrancar sonrisas incluso si se quita la nariz. La receta que le dio a las pacientes constaba de miles de sonrisas y besos al día, cosquillas en los pies, una pizza a la semana y 5 pedetes al día… ¡Alegría!
Cuando abandonó la habitación el ambiente cambió, nos quedamos más relajados comentando los chistes y las historias que nos habían hecho reír tanto de la Dra. Bip.PiesEn la página web de la Fundación Theodora te explican cómo llevan a cabo toda esta impagable labor. Realizan dos tipos de visita con el fin de aliviar el sufrimiento de los niños hospitalizados y hacerles pasar un rato agradable al día con sus animaciones humorísticas. Por un lado tienen el “Programa Planta” que son las visitas individuales a la habitación; por otro lado, el “Programa de acompañamiento quirúrgico”, en el que realizan las visitas antes y después de las operaciones y, en algunos casos, los acompañan hasta la puerta del quirófano.

También trabajan en El Proyecto “Sonrisas en Red” dirigido a fomentar entre niños sanos hábitos saludables, educarles en lo que supone la enfermedad o un potencial ingreso hospitalario, y hacerles partícipes de la realidad de aquellos niños ya ingresados en hospitales. Además, los Doctores Sonrisa, tienen que formarse para llevar a cabo este trabajo, para ello realizan dos seminarios nacionales al año de 5 días de duración cada uno y de obligatoria asistencia, donde refuerzan sus conocimientos sanitarios y artísticos.

Todo este trabajo de los Doctores Sonrisa se financia con patrocinios, colaboraciones y donaciones en las que cualquiera puede participar. Yo desde aquí os animo a tod@s a colaborar, es gratificante ver como a pesar de todo lo negativo que supone el hecho de estar en un hospital tratándose de niños, ese ratito con su Dr. Sonrisa le supone un empujoncito para enfrentarse a la enfermedad y superarla.
¡Muchas gracias Doctores Sonrisa y especialmente a la Dra. Bip!

Web: http://www.theodora.org.es

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