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La escritura es un movimiento de la mano, impulsado por un centro de actividad motriz situado a la izquierda del cerebro, dicho movimiento es controlado por los ojos. La rapidez de la escritura es así una indicación de los impulsos del sujeto, mientras que la regularidad, el ritmo y la simetría, revelan el control que la persona ejerce sobre sus propios impulsos.
El impulso es muy difícil de controlar sobretodo cuando ha de ser retenido y luego puesto de nuevo en libertad, es lo que ocurre cuando se finaliza una palabra y se comienza la otra. Las irregularidades, los errores, las distracciones que sobrevienen en la última letra indican las posibilidades de coordinación y control del individuo sobre sus movimientos y hasta qué punto es dueño de sus impulsos nerviosos.
Así pues el trazo final revela, principalmente, la actitud de la persona respecto a la sociedad.
La última letra revela las escrituras falsas o disfrazadas. El trazo final prolongado es uno de los principales elementos de la escritura rápida y la rapidez es indicio de espontaneidad, de pensamiento objetivo y de naturalidad.
LA PRIMERA PALABRA Y LA ULTIMA LETRA DE UNA LINEA
Si el que escribe consigue guardar un margen casi siempre igual a la derecha de la página, sin cortar ni limitar las palabras, es que posee grandes facultades de comprensión y espíritu de síntesis, y ejerce un control sobre sus propios recursos, el tiempo y el espacio.
Si su última palabra se acerca mucho al borde de la página o otras veces muy atrás, es un individuo de humor variable, lleno de temores, indeciso y preocupado.
LA FIRMA
Infinidad de personas terminan su firma sin elaborar, en absoluto el trazo final: esto denota cultura y modestia. Una firma subrayada es la de una persona que subraya su propia personalidad. Si es una linea ondulada, indica contento y alegría.
Las florituras indican ostentación. El trazo final en espiral, significa sentido poético e imaginación, que puede llegar hasta la astucia. La firma completamente envuelta se da en personas astutas que quieren protegerse.
Un trazo final que vuelve atrás atravesando la firma, indica un profundo descontento. Un punto después del nombre muestra un espíritu convencional y desconfiado.
Cuando las dimensiones de las letras van disminuyendo hacia el final, denota diplomacia y madurez. Por el contrario, si van en aumento, significa franqueza, infantilismo.
Finalmente un trazo final copiado por un falsificador, se ve tembloroso, quebrado y dibujado con esmero, en lugar de haber sido trazado de un sólo golpe.
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