La escritura es un movimiento de la mano, impulsado por un centro de actividad motriz situado a la izquierda del cerebro, dicho movimiento es controlado por los ojos. La rapidez de la escritura es así una indicación de los impulsos del sujeto, mientras que la regularidad, el ritmo y la simetría, revelan el control que la persona ejerce sobre sus propios impulsos.
El impulso es muy difícil de controlar sobretodo cuando ha de ser retenido y luego puesto de nuevo en libertad, es lo que ocurre cuando se finaliza una palabra y se comienza la otra. Las irregularidades, los errores, las distracciones que sobrevienen en la última letra indican las posibilidades de coordinación y control del individuo sobre sus movimientos y hasta qué punto es dueño de sus impulsos nerviosos. Sigue leyendo