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Si no supiéramos lo que es, ¿a qué nos evocaría ese término? A una chuchería, al nombre de un dulce, de algo delicioso, definitivamente a algo agradable, que lo es.
La etimología de la palabra coño procede del latín cunnus, que comparte la misma raíz que la palabra que nos ocupa, y lingus ya sabéis que significa, así que no hace falta que os la traduzca. Es una práctica que tiene sus orígenes hace miles de años, solo que no es hasta la época del Imperio Romano cuando tenemos constancia de su existencia.
Aunque no es una práctica extendida homogéneamente, tampoco es cierto que llegara en pleno S.XX con la liberación sexual de la mujer occidental, sino que ya tenía una larga historia que se extiende de oriente a occidente, e incluso más allá de la especie humana (los bonobos, uno de nuestros parientes más cercanos, han sido observados realizando sexo oral).
Como veréis, este noble arte se ha dado en otros lugares y en otros tiempos (y en otras especies). Tenemos constancia de la práctica del cunnilingus durante el Imperio Romano, especialmente en Pompeya y Herculiano (no vale hacer rimas fáciles). Parece ser, y está documentado, que las orgías saturnales se llevaban la palma, pero la libación se producía siempre de mujer a mujer (en la película Calígula podemos encontrar escenas de ese tipo con una alta carga erótica).
En la vida pública, los romanos ligaron el sexo oral al poder, creando roles dominantes y sumisos. Aunque se consideraba algo sucio, se sabe, gracias a algunos dibujos hechos en baños públicos y a palabras talladas en las paredes, que algunos prostitutos esperaban en las esquinas de estos baños a mujeres que solicitaran sus servicios.
Según la jerarquía romana de la degradación sexual, un hombre que practicaba sexo oral a una mujer era rebajado más que al que fuera penetrado por otro hombre. Se le acusaba de infame, al mismo nivel que prostitutas, gladiadores y actores, lo cual le impedía votar y representarse a sí mismo ante un tribunal.
En cambio, los griegos, que eran una sociedad muy falocrática, no han dejado constancia de esta práctica porque también son menos los documentos hallados de esa época. Llegados a la Edad Media, el arte del cunnilingus se hallaba circunscrito a los conventos. Las novicias, que eran con frecuencia apartadas del mundanal ruido y encerradas debido a algún desliz relacionado con su honra, se entregaban así al único consuelo carnal posible que les deparaba su aburrida vida intramuros.
Pero ya en la india milenaria se practicaba sexo oral entre heterosexuales y lesbianas besando sus “yonis”(o sea, vulvas). De hecho, en el templo Rhajarani en Bhubaneswar existe una escultura que data de los siglos X-XI y muestra a dos mujeres teniendo sexo oral.
En China la famosa historia de Wu Zetian, una emperatriz que reinó desde 690 hasta 705 d.C., cuenta que creó un decreto por el cual todos los dignatarios visitantes debían rendirle su respeto practicándole el cunnilingus(o sea, comiéndole el c.ñ. ¡qué lista ella!).
También en el Taoísmo Chino se reverencia el cunnilingus. El taoísmo tiene dos objetivos principales. Por una parte, busca reconciliar los opuestos mezclando fluidos femeninos y masculinos, recuperando así la época mítica anterior a la división de los sexos. Otro de sus objetivos es alcanzar la inmortalidad, o al menos la longevidad, y la pérdida de semen, secreciones vaginales y otros líquidos corporales, causaría una pérdida correspondiente de vitalidad.
Por tanto, con la retención de semen o por la ingesta de secreciones vaginales, un hombre o una mujer podrán conservar y aumentar su «ch’i»(aliento original vital). ¡Qué sabiduría la del Taoísmo! ¡Me cambio de religión, o mejor dicho, dejo de ser atea!
Entre los siglos XVII y XX en Japón se produce un género de ilustraciones eróticas pintadas a mano llamadas “Shunga” (pinturas de primavera). La mayoría muestran imágenes refinadas de escenas de sexo oral. Era muy frecuente darlos como regalo, sobre todo a las novias en su noche de bodas.
Incluso en uno de los libros de la Biblia, el Cantar de los Cantares, parece haber una referencia directa al cunnilingus, aunque los traductores ingleses sustituyen la palabra vulva por ombligo (muy pulcros ellos).
Por su parte, el profesor Christopher Lynn, que trabaja en el zoo de Nashville, describe sorprendentes comportamientos sexuales en los bonobos, como he apuntado anteriormente, que incluyen frecuentes relaciones homosexuales. En sus estudios recientes trata de ver si el cunnilingus en simios tiene una historia evolutiva.
Los bonobos son junto a los chimpancés los parientes vivos más cercanos al ser humano. En cuestión de genética nos diferenciamos muy poco de ellos, los bonobos son conocidos por ser pacíficos, juguetones y sexualmente muy activos. El sexo tiene para estos primates una función de unión social, pacificadora y de reducción del nivel de estrés. ¿En verdad nos diferenciamos poco?
Así que querid@s, si nuestros antepasados disfrutaban de este placer mundano, nosotr@s no debemos romper la tradición. ¡Que tengáis buenos fluidos!
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