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Porque se llama Concepción, porque concebir está relacionado con la mujer, porque últimamente hablamos de aborto y porque el pasado 31 de enero se cumplieron 194 años del nacimiento de la primera mujer que asistió a una Universidad Española. Por eso hablamos de ella: Concepción Arenal.
También por su labor de periodista, escritora y activista social, sobre todo en lo que a los derechos de las mujeres se refiere. Fue nombrada Visitadora de Cárceles de Mujeres y Secretaria General de la Cruz Roja. Una mujer luchadora y adelantada a su tiempo.
Nacida en una casa del barrio conocido como Ferrol Vello (La Coruña, 1820) hija de un eminente militar de ideología liberal, que muere cuando ella tiene tan solo 8 años. Entonces se va a vivir a casa de su abuela paterna a Armaño (Cantabria) con su madre y sus dos hermanas, una de las cuales fallece también al año siguiente. En 1834 se trasladan a Madrid, donde Concepción estudia en un colegio para señoritas. Pero es en 1841 cuando, contra la voluntad de su madre, entra como oyente en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid. Lo hizo vistiendo ropas masculinas, con el pecho aplastado por un doble corsé de los que se llevaban en la época, puesto que por aquel entonces estaba vetada la educación universitaria para las mujeres.
Vestida también de hombre, Concepción participa en las tertulias políticas y literarias madrileñas, que se fraguaban a horas intempestivas y en las que se trataban temas “impropios”, luchando así contra lo establecido en la época para la condición femenina.
Además de ser la primera mujer en acceder a una Universidad, también fue pionera en recibir un premio de la Academia de Ciencias Morales y Políticas, no sin cierta polémica, ya que presentó el escrito a concurso bajo el nombre de su hijo Fernando, de 10 años.
Decidió pasar sus últimos años de vida en Vigo, dónde muere en 1893 y dónde una calle lleva su nombre: Concepción Arenal.
Porque fue una importante escritora española realista, porque estaba vinculada al novedoso movimiento feminista de finales del S.XIX, porque pasó la vida luchando contra el infierno de las cárceles, y por la dignidad de las mujeres, presas de cárceles disfrazadas de hogares, porque siempre fue una persona clara, de las que llamaban a las cosas por su nombre: “Cuando la culpa es de todos, es de nadie”, decía.
Por todo eso hoy hablamos de Concepción Arenal, y porque las mujeres de hoy no podemos dejar caer en el olvido a las que nos abrieron el camino hacia la justicia y la igualdad.
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