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Las puertas de la memoria masculina permanecen cerradas herméticamente ante alguna pregunta femenina que les suponga recordar. ¿A qué os ha pasado? Le preguntas un día a tu pareja: ¿Cariño, te acuerdas del día que…? Y ya empiezan a caerle las gotas de sudor por la frente. Entonces tú con mucha paciencia, pero sabiendo que harás un esfuerzo inútil, empiezas a darle detalles de ese momento pasado para “refrescarle la memoria”. Aunque ellos la única forma de refrescarse que entienden se llama cerveza, esa siempre está en su memoria. Es una batalla perdida, imposible que se acuerde de algo que sucedió hace… ¿unas horas?
Ya te ha pasado en numerosas ocasiones: la misma escena se repite en el trabajo, en una reunión familiar, en la intimidad…El resultado es el mismo, no hay memoria, no existe recuerdo, caen los hechos en el absoluto olvido. Por si alguno se siente aludido y está pensando “pues ese no es mi caso”. Vale, de acuerdo, alguna excepción habrá, aunque pocas privilegiadas tendrán el gusto de conocerla.
Es cierto que existen diferencias entre el cerebro masculino y el femenino, lo cual se ha demostrado en numerosas investigaciones. Por ejemplo, sabemos que los hombres tienen mayor capacidad espacial mientras que las mujeres tienen más desarrolladas las áreas del lenguaje. El profesor de investigación Javier de Felipe, del Laboratorio Cajal de Circuitos Corticales, de la Universidad Politécnica de Madrid, dice que existen diferencias biológicas entre el cerebro de hombres y mujeres, pero en el caso de la memoria, lo que influye es la educación. Esto no quiere decir que los hombres sean unos maleducados, que también los hay, al igual que mujeres. No, el profesor se refiere al modo en que crecemos y nos formamos y desarrollamos como personas.
El ambiente en que crecemos, los valores que nos inculcan, el modo en que nos traten… ¡La educación pesa en la cimentación de la memoria! El investigador afirma que incluso en la formación de los recuerdos influye el modo en que las madres cuentan las cosas a sus hijos. ¡Ja! Si es que ahora va a ser culpa de las propias mujeres el hecho de que ellos sean unos desmemoriados… Esto es para que cuando te plantes ante él y le preguntes algo de lo que no tiene ni un triste y vago recuerdo, pienses que tú también, como mujer, eres la causa de su “despiste”.
La teoría de que esa falta de memoria de los hombres es consecuencia de la formación recibida, también la comparte el psicólogo Sergio García Soriano, que dirige talleres de bienestar y de género. Según éste, la memoria va aflorando en diferentes versiones y en distintos momentos de la vida, es decir, hay muchos tipos de memoria. En el caso de la memoria femenina está más acentuada la que se refiere a situaciones, es una memoria más circular, emocional, capaz de recordar lo que sucedió, cómo sucedió y en qué momento sin obviar múltiples detalles. Los hombres, sin embargo, dejan estos detalles apartados, tienen un sistema atencional unívoco. ¿Qué quiere decir esto? Pues lo que tod@s sabéis querid@s, que solo son capaces de centrarse en una cosa y luego pasar a otra. Dos cosas a la vez es demasiado para ellos.
La forma de memorizar depende de las conexiones neuronales que se han establecido en el pasado y durante nuestro desarrollo entre el cerebro y los actos y la educación. Aunque existan diferencias biológicas y muchos argumentos en esa dirección para justificar las diferencias neuronales entre hombres y mujeres, lo cierto es que la educación aparece en todas las investigaciones.
Por suerte, la sociedad está cambiando paulatinamente, y se empiezan a romper los patrones de lo masculino y femenino en los que llevamos siglos sumergidos. Una vez más, mujeres y hombres debemos trabajar en comunión. Vosotros haced un poquito más de memoria, quedaos con los detalles porque la pregunta puede surgir en cualquier situación y podéis quedar fatal si no os acordáis de… Nosotras intentaremos contar las cosas a nuestra estirpe de manera que el día de mañana su memoria abra la puerta y se sucedan los recuerdos regados en todo tipo de detalles y no en sudor…
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