“Todo acto de violencia sexista que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psíquico, incluido las amenazas, la coacción, o la privación arbitraria de libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la privada”.

Así define la ONU en 1995 la violencia de género. y en 1999, en su asamblea general declaró el 25 de Noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la violencia contra la mujer. 

45 Victimas mortales en lo que llevamos de año, sólo 14 habían denunciado a su agresor, 33 menores huérfanos. ¿Porque?

Dos teorías; una basa su origen en problemas de tipo individual como alteraciones de la personalidad, infancia marcada por agresiones físicas o psíquicas y la otra de tipo socio-cultural que legitiman el control del hombre sobre la mujer.

Hasta hace relativamente poco tiempo, existía un artículo del código español que dotaba al hombre de derecho pleno sobre la mujer, en según que circunstancias:

“El marido que, sorprendiendo en adulterio a su mujer, matare en el acto a los adúlteros o a alguno de ellos, o les causase cualesquiera lesiones graves, será castigado con la pena de destierro; si les produjera lesiones de otra clase, quedará exento de pena”

Existen diversas formas de ejercer la violencia de género. Dependiendo de la forma de actuar del varón. Y aunque no hay un perfil concreto, sí existen una serie de rasgos comunes: responsabilizan a la mujer de sus actos, “ella me provoca”, “ella se lo busca”. Creen tener siempre la razón y minimizan las consecuencias. Denotan autoestima baja y celos e intentan el aislamiento social de la victima.

Existe una “modalidad “de violencia de género no tan cruenta como la que provoca muertes, pero que es quizás origen de ésta misma, se da en la sociedad de forma cotidiana, y estamos tan acostumbradas a escucharla o sufrirla que casi pasa inadvertida e incluso son aceptadas por muchas mujeres. Es una violencia “suave”, que sirve para mantener el dominio y la supuesta superioridad del hombre frente a la mujer, anulando a la que se revela o se resiste. Es el llamado micromachismo, son prácticas llamadas «pequeñas tiranías» o «terrorismo íntimo» y que consiste en muchos casos en:

Insistencia abusiva de imponer su opinión, intimidación, desautorización.

Control de la economía o sustento familiar.

Explotación emocional. Descalificación y anulación de la personalidad.

Paternalismo protector, estrategias de lástima.

Desconexión y distanciamiento, son formas de resistencia pasiva.

Queridas, ¡BÁSTA!, es tiempo de plantar cara, de no pasar la mano ante tales comportamientos que lo único que hacen es reafirmar la supuesta superioridad del hombre, coartando nuestras libertades, capacidades y desarrollo personal, haciendo un mundo más injusto y dejando un triste legado a nuestras hijas.

¡NO AL MICROMACHISMO, NO A LA VIOLENCIA DE GÉNERO!

PORQUE… ¡TÚ MANDAS QUERIDA!

Y. RO