Todos sabemos que la tarea de parir es cosa de las mujeres. Hasta ahora no cuento nada nuevo, es como la vida misma, si una pareja quiere tener descendencia donde mirarse para cuando sean mayores lo mejor es poner cada uno lo que la madre naturaleza les dio desde allende los tiempos. En los tiempos esos en los que Adán y Eva se correteaban plácidos por los vergeles del Edén, según la mitologia cristiana.
Lo cierto es que sabemos de ciencia cierta que la naturaleza no preparó a los hombres para llevar un hijo en su vientre. Mejor, porque habría que verlos, sin embargo la historía da para todo, y tenemos cuatro ejemplos de hombres que consiguieron quedarse embarazados sin que la ciencia modificara sus órganos.
Se los presento:

Thomas Beatie

Esta mujer transexual logró obtener su imagen masculina gracias a diversos tratamientos hormonales y a una cirugía para retirar sus pechos, pero nunca retiró su aparato reproductor. Por ello pudo embarazarse, dando a luz en julio de 2008 a una niña llamada Susan Juliette.

Rubén Noe Coronado

Su verdadero nombre es Estefanía y fue el primer transexual español que quedó embarazado de gemelos. Sin embargo los tratamientos de testosterona provocaron que el útero se volviera rígido, esto ocasionó un aborto a las 17 semanas de gestación.

En los planes de Rubén está dar a luz a sus gemelos Rubén Noé y Luis María, por ello ha detenido su cambio de identidad y sexo.

Scott Moore

Nacido como Jessica y sometido a los mismos tratamientos que Rubén y Thomas, Moore vive con su pareja Thomas (nacido como Laura). En 2009 Scott se realizó la inseminación artificial para lograr concebir a su primer bebé.

Alexis Taborda

El argentino está casado con Karen Bruselario, un hombre que cambió su sexo a femenino conservando sus genitales. Por ello fue más sencillo que la pareja pudiera embarazarse de forma natural. Taborda dio a luz a una niña a quién llamaron Génesis Evangelina.

 

Queda claro pues que nadie puede decir nunca que «eso es imposible».

                                                                     La sombra