Bajo un cielo claro de cristal precioso sus pies copiaban huellas de otros sobre la arena, cuando un sonido lejano como ronroneo de gato la hizo mirar al mar.
Mientras éste se retiraba sorbido por algo extraño, del fondo del horizonte una masa enorme fue tomando forma y en cuestión de segundos la atrapó, le dio dos vueltas y otra más, y mientras giraba, vio su vida desde otras perspectivas y lo que antes era orden subjetivo y lineal se convirtió en una explosión de colores. Colores aprehendidos hacía mucho tiempo y guardados en el lado oculto de la memoria.
No fue fácil perder la cordura, a según qué edad la mente se vuelve mecánica y el corazón de metal, es una cuestión de practicidad, de supervivencia racional.
Pero El tsunami venía a por ella, con esa energía arrolladora que tiene la naturaleza en estado puro.
Sensaciones de que lo desconocido era algo conocido, su propio ser visto en los ojos de quien la mira. De quien la desea, y deseo de volver al mar arrastrada por El.
Y. Ro
