Lesbianas: mujer con mujer

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Lesbianismo es el término empleado para hacer referencia a la homosexualidad femenina. La palabra lesbiana se utiliza para hacer referencia a una mujer homosexual, es decir, una mujer que se identifica a sí misma, o a la que otros caracterizan, por sentir atracción física y emocional hacia otras mujeres y que no siente atracción por el sexo opuesto.

Las mujeres que se consideran ser lesbianas o sentir atracción por personas de su mismo sexo, aclaman que es algo totalmente natural para ellas, que lo han sentido desde que están pequeñas, pero el miedo hacia la discriminación de la sociedad les hace difícil aceptarlo pues creen que están mal, por eso muchas mujeres parecen ser heterosexuales cuando en realidad son lesbianas de nacimiento. El término lesbiana fue aceptado en la década de 1970 con la influencia de la segunda ola del feminismo. En primer lugar, debemos aclarar que la diversidad sexual si existe, es una realidad humana, el lesbianismo es una de ellas. Sin embargo en el caso de la mujer puede invitar a la confusión.

Escojamos esta secuencia: “Dos mujeres se pasean tomadas de la mano. Conversan y se acarician. Se cuentan sus intimidades en un cuarto e incluso duermen juntas. Pueden permanecer abrazadas durante mucho tiempo. Ofrecerse el hombro para llorar en innumerables ocasiones. Besarse en las mejillas, acariciarse el pelo, jugar de manos, embellecerse juntas». ¿Son lesbianas? No precisamente. Pero también podrían serlo. ¿Existiría alguna diferencia si fueran o no homosexuales? Pues no habría ninguna”.

El lesbianismo tiene más componentes afectivos que genitales. Y es, precisamente este aspecto, la gran diferencia con el hombre homosexual, quien desea poseer o ser poseído por otro hombre, y uno de ellos expresará conductas femeninas, uno (o ambos) tendrá una carga emocional de culpa o sensación de que será traicionado. Por eso, tal vez, las estadísticas indiquen que las relaciones entre lesbianas tienen mayor duración; o sea, que son más estables en el tiempo. El lesbianismo no es una enfermedad. Como tampoco lo es el homosexualismo.

En ambos casos hablamos de un comportamiento, de un cambio en el objeto sexual. O sea, en lugar de atraerles el sexo contrario, optan como objeto por uno del propio, lo que por cierto no está exento de problemas, sobre todo por la no aceptación social.

LO CURA EL DINERO

No pocos desconocerán el caso del magnate de Hong Kong que llegó a ofrecer 65 millones de dólares para que hombre que fuera capaz de conquistar a su hija lesbiana. Está no dejó de insistir de que el dinero no conseguiría que «un hombre me parezca más atractivo, ni siquiera un billón de dólares. A los 33 años, Gigi Chao sugiere que “sería feliz de ser amiga de cualquier hombre que desee donar grandes cantidades de dinero a mi organización de caridad (llamada “Faith in Love”, es decir, “Fe en el amor”), si no le importa que tenga ya una mujer”. Y frente a frente su padre millonario Cecil Chao Sze-tsung quien lamentó que, aunque su oferta inicial atrajo más de 20.000 candidatos, “ninguno se ganó el corazón de Gigi”. Pese a su iniciativa, aseguró no querer “intervenir en la vida privada de mi hija. Sólo espero que ella tenga un buen matrimonio e hijos que hereden mi negocio”.

world.gigi.freev2 Gigi es directora ejecutiva en la compañía inmobiliaria de su padre, Cheuk Nang, y pasa mucho tiempo dedicándose a actividades de caridad como la fundadora de “Faith in love”, que trabaja para aliviar la pobreza en las zonas más desfavorecidas del continente asiático.

También es una conocida activista de los derechos de los homosexuales, bisexuales y transexuales, y es socia fundadora del grupo “Big Love Alliance”, que trabaja por este propósito, junto a abogados y celebridades de Hong Kong. Si bien le disgusta el pertinaz interés de su padre en que tenga un marido, Gigi dice que “sé que me quiere. Es sólo que es de otra época y le resulta difícil comprender mi lucha por los derechos de la comunidad homosexual”. De todas formas, “gracias papá, yo también te quiero”, concluye la joven.

CUESTIÓN DE IDENTIDAD

En la etapa de pubertad y adolescencia se presenta una crisis de identidad de género, donde el muchacho pueda pensar que es homosexual porque le atrae el físico o los logros de un amigo o compañero, al igual que en la joven adolescente. Según los especialistas, “en esa etapa es normal que ocurra esa confusión de género, pero si el joven o la muchacha son debidamente orientados y entienden que ella es producto de una admiración exagerada, más que un placer por el cuerpo o logros de alguien del mismo género, todo pasará sin complicaciones”, sin embargo, nadie está preparado para orientar a las y los jóvenes ya que aún no tienen la educación adecuada.

La identidad del género se supera recién después de los 19 años, por lo que durante casi toda su juventud el joven podrá tener esa duda respecto a su sexualidad. Es ahí donde los padres tienen un rol fundamental, de manera que los jóvenes, mujeres u hombres, acudan a un psicólogo para recibir apoyo. Ello, porque algunos nos creamos un sentimiento de culpa tan enorme que llegamos a odiarnos a nosotros mismos por ser “anormales”, generado más por el entorno social que por el individuo en sí. Pues no hay nada “anormal” entre homosexuales. Tan solo conforman parte de una minoría en cuanto al tema, y solo en cuanto a este, de la sexualidad propiamente dicha.

En la mayoría de las culturas, las lesbianas han sido consideradas como inexistentes, a diferencia de la homosexualidad masculina que, aunque no era tolerada, al menos sí era reconocida. Las mujeres han sido perseguidas por adúlteras y por prostitutas, pero en muy raras ocasiones por su orientación sexual. Pudiera afirmarse entonces que a las lesbianas las han marginado por omisión, precisamente. Bastaría uno de tantos ejemplos para ilustrarnos. Uno pudiera remitirnos al siglo XIX, cuando se declaró ilegal la homosexualidad en Inglaterra.

El lesbianismo escapó a tal prohibición porque la reina Victoria se negó a reconocer su existencia. La gran desventaja de dicha “invisibilidad” fue el olvido de las necesidades de estas mujeres, que a lo largo de la historia han carecido de modelos de referencia para su estilo de vida. Y también que muy recientemente, alrededor de la década del 70 e impulsadas por el auge del movimiento gay, fue que mujeres con las mismas tendencias homosexuales decidieran unirse y hacer pública una realidad tan antigua como la humanidad misma, para reclamar sus derechos en una sociedad que las excluía. El lesbianismo existe desde que existe la humanidad.

lesbis Dejemos que cada persona asuma su sexualidad. Insistamos solamente en que la asuma responsablemente y no tanto para los demás, sino para consigo misma, pues tanto en hombres como mujeres, en esto radica una buena parte de la realización personal de cada quien. Sería justo recordar que solo aquel que esté satisfecho consigo mismo podrá dar lo mejor de sí para con los demás, y eso va mucho más allá de una tendencia sexual específica. Mucho más allá también de la comprensión. Las mujeres son la creación más bella de Dios en la tierra, aprendamos a respetarlas y quererlas.

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