Entran y salen de la vida con la ele doble, y son ellas dobles nuestras, las letras mejores del alfabeto, las eles repetidas de la libertad y de la lujuria.
Son también, a veces, la doble ele del llanto y son, sin duda, la ele doble de la lluvia cayendo suave sobre la monotonía de la h muda de los hombres…
Son también la e de la esperanza y del entusiasmo y de la espera, que es, además, el lado de acá de la esperanza.
La s con que acaba la palabra ellas es a veces la s del susurro y del silencio, y por eso es lo que surge del sonido sideral que tiene esa letra sinuosa del alfabeto.
Y finalmente, en este recuento desordenado de letras que forman la principal oponente de la palabra ellos, está la a con su carga emocionante de amor y de anarquía.
El principio de todas las letras en medio de la mejor de las palabras.
Juan Cruz