En un mundo global, es importante conservar la identidad y singularidad de los pueblos. Aunque en ocasiones el producto de fuera nos resulte más atractivo y económico, debemos apostar por lo nuestro, sobre todo si se trata de producto artesanal.
La cestería es una actividad artesana primitiva, anterior incluso a la alfarería. En los yacimientos arqueológicos aparecen vestigios de materiales vegetales entrelazados o tejidos y en algunos estudios se pone en evidencia que el hombre utilizó las técnicas de la cestería para desarrollar y levantar una pieza de barro. Las pinturas rupestres del Racó del Molero (Castellón de la Plana), los fragmentos textiles de la Cueva de los Murciélagos en Albuñol (Granada) y los capazos de esparto del Museo Arqueológico de Cartagena, nos demuestran que es una actividad que ejerció el hombre desde los albores de la Humanidad y que se ha conservado hasta nuestros días con muy pocas modificaciones, lo cual le confiere un mayor interés. Sigue leyendo