FABES CON CARABINEROS

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Siguiendo con mi línea reciente de platos de alta cocina y cuchara en ristre, se dio la circunstancia de elaborar unas fabes de las de verdad, asturianas como el Sporting, y de hacerlo con un material tan nuestro como los bichitos del mar que tantas satisfacciones nos proporcionan en la vida. Y sobre todo teniendo en cuenta que unos días antes las había elaborado y zampado con ese compango tan maravilloso con que nos deleitan en el norte, pero aquí, traído expresamente para tan magna ocasión.
Así que, en esa tesitura, me dije que por qué no elaborarlas con carabineros, almejas y chocos y como era yo el que las hacía no me atreví a contradecirme. Investigando el tema, me salió que tal receta no constaba en parte alguna (o no la llegué a encontrar) y que lo más parecido es sin caldo, aberración que no estaba dispuesto a consentir.
En este caso los ingredientes son simples teniendo en cuenta que íbamos a ser sobre la docena de fieras montunas a la mesa. A saber:
1 kg de fabes
12 carabineros, 1 choco, 1 kg de almejas
Puerro, cebolla, tomate, zanahoria, laurel, perejil, vino blanco.
El proceso es simple a la par que delicado: Se ponen en remojo las fabes desde el día anterior a prepararlas y, en esa misma agua, se incorporan zanahoria, puerro, cebolla, laurel y perejil. Se da fuego y cuando hierva, se quita la espuma y se pone a fuego suave sobre hora y media. Luego quitamos las verduras e incorporamos el choco troceado, le añadimos un chorro de vino blanco y volvemos a meterles candela. Mientras, troceamos un par de cebollas y un par de tomates, los sofreímos, los trituramos e incorporamos el producto resultante, siempre con la alegría de saber que ya queda poco.
Ahora, cogemos los carabineros, les quitamos cáscaras y cabezas y los depositamos amorosamente en una sartén con aceite, los pasamos por el fuego y los reservamos. Las almejas las metemos en el microondas y cuando se abran, las ponemos en amorosa armonía con los carabineros, cuidándonos, eso sí, de no tirar el caldito resultante. En el mismo aceite de pasar los carabineros echamos las cáscaras y las cabezas troceadas, les damos un poco de fuego y lo batimos con ayuda del caldito de las almejas. El resultante tendremos que colarlo y lo incorporaremos a la olla en los últimos cuatro o cinco minutos, rectificamos de sal y servimos cuidando de que cada plato vaya primorosamente acompañado de su correspondiente carabinero y almejas abiertas. Por supuesto, para saber cuándo está el plato, mandan las fabes que tiene que estar tiernas, como mantequilla y con sus pellejitos donde corresponden, rodeando a tan maravilloso manjar, no desperdigados por la olla.
A partir de aquí, solo cabe recordar que en la cocina es en uno de los pocos placeres en que podemos disfrutar de los cinco sentidos. La vista, puesto que contemplar algunos platos tiene tintes casi místicos, el olfato (sin comentarios), el gusto (menos comentarios aún), el tacto (recordad el punto de las fabes y como debemos deleitarnos con eso precisamente, con ese tacto aterciopelado) y el oído. Y si no estáis de acuerdo con esto último, esperad un rato y luego me lo decís.

chef quechicPaco Rebolo

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